La leche frita es una de los postres que más le gustan a mi marido pero, la verdad, es que la hago poco. Este pasada Semana Santa la he vuelto a preparar pero cambiando la cantidad de harina fina de maíz, ya que en algunos comentarios me decíais que la masa os había quedado líquida.
Con esta cantidad ha quedado muy dura, incluso ha necesitado un minuto menos del que ponía antes porque la crema ya estaba muy espesa. Es importante que tanto la leche como las yemas de huevo estén a temperatura ambiente.
Hay que dejarla enfriar durante un mínimo de 4 horas, pero yo os recomiendo dejarla de un día para otro. Como os he comentado antes, según la hacemos ya sale bastante espesa pero cuanto más tiempo esté de reposo, mejor quedará. Tiene que quedar un poco gruesa para poder freírla bien, sin que se rompa; yo la pongo en un molde rectangular de 26 x 18 cm.
Dejo el comentario inicial que había escrito cuando la publiqué porque me hace ilusión, ya hemos pasado las 1.000 publicaciones y ver que esta receta era la nº 100 hace que me de cuenta de que ya llevamos bastante tiempo juntos, jijiji:
«¡No me lo puedo creer!, ésta es la receta n.º 100 de este blog, ¡cómo pasa el tiempo! Cuando comencé a finales de Septiembre con mi primera receta, «Quesada Pasiega«, me parecía difícil y que estaba muy lejano el llegar a las 100 recetas y ¡ya están aquí!, ahora ya estoy pensando en llegar a las 200, jejeje».
¡Espero que os guste!
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