En cuanto llega el frío ya empezamos a ver puestos de castañas asadas en las calles, justo al lado de mi trabajo hace ya días que pusieron el puesto y da gusto pasar por delante, por el olor y el calorcito que sale.
A mí no me gustan mucho, pero a mis hijas sí, por eso me he animado a hacerlas. Últimamente cada vez que vamos al super, en la frutería tienen un plato con castañas asadas y mis hijas se quedan ahí pelando y comiendo castañas, a la vez que charlan con la frutera. Yo, mientras tanto, voy haciendo la compra tranquilamente. El viernes, cuando ya terminaba de comprar y fui a llamarlas, me dijeron que porqué no las hacíamos en casa y pensé: ¿por qué no? Cogimos una bolsa y ¡éste es el resultado!
Pensé que no iban a quedar bien porque mi marido decía que hay que hacerlas en una sartén con agujeros (su abuela siempre las hace así) y que en el horno no se hacen. ¡Pues se equivocó! y quedan perfectas.
¡Si os gustan las castañas asadas, animaros a hacerlas en casa!